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Sociedades Bíblicas Unidas

RESEÑA HISTORICA

Las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU) son una alianza mundial fundada en 1946 con el objetivo de facilitar el proceso de traducción, producción y distribución de las Sagradas Escrituras por medio de estrategias de cooperación mutua. Ese movimiento comenzó en Londres, el año 1804, con la creación de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, enfocada en la distribución de las Escrituras en Inglaterra y el país de Gales.

Con una tradición de más de dos siglos, las Sociedades Bíblicas en el mundo benefician a millones de personas con esperanza y enseñanzas de la Palabra de Dios. Reuniendo a 148 Sociedades Bíblicas, actuantes en más de doscientos países y territorios, las SBU tienen su sede en la ciudad de Swindon, Inglaterra. 

Orientadas por la misión de llevar la Biblia a todas las personas, en un lenguaje que puedan comprender y por un precio que puedan pagar, las Sociedades Bíblicas Unidas trabajan con todas las iglesias cristianas y muchas Organizaciones No Gubernamentales nacionales e internacionales.

Estos grupos están empeñados en encontrar formas nuevas y creativas para promover la interacción de las personas con el Libro Sagrado.

Traducir la Biblia es la esencia de las SBU. Las Escrituras Sagradas están disponibles en 3.324 idiomas hablados por 7,6 billones de personas. Las Sociedades Bíblicas se dedican a desenvolver y entregar nuevas traducciones — en cualquier lugar del mundo — a personas que nunca tuvieron una Biblia en su propia lengua.

SOCIEDAD BÍBLICA DEL URUGUAY

La obra bíblica en el Uruguay se remonta al Siglo XIX.  La Sociedad Bíblica, fundada en Inglaterra en 1804, mandó en diciembre de 1806, el primer cargamento de Biblias a Uruguay (600 libros en total) a través del Puerto de Maldonado. Era un cargamento dirigido a Buenos Aires, Argentina, pero no pudo llegar a la otra orilla del estuario y fue distribuido en nuestras costas.

Este primer cargamento quedó al cuidado del pastor David H. Creighton, enviado por la Sociedad Misionera en Londres para iniciar la obra misionera en Sudamérica.    Al no poder desembarcar en Buenos Aires debido a la guerra, dejó los libros en manos de J.A. Wreyford, comerciante inglés radicado en Montevideo. Del éxito alcanzado nos habla el propio Wreyford, en documento que nos proporciona Arnoldo Canclini en su Historia de la obra bíblica en la República Argentina, que en uno de sus fragmentos dice: “Últimamente he disfrutado mucho de las facilidades para la distribución del Nuevo Testamento.  En meses recientes he distribuido más de 200 ejemplares de los cuales han quedado aquí y allá y muchos de ellos han ido varias leguas al interior del país.  Pudiera haber distribuido muchos más, si los hubiera tenido”.

En 1818 llega al Río de la Plata Diego Thompson con la doble representación, la de la Sociedad Lancasteriana que tenía propósitos educacionales, y la de la Sociedad Británica y Extranjera, que tenía como principal objetivo la evangelización y difusión de las Sagradas Escrituras   En carta fechada en Buenos Aires el 16 de agosto de 1820, Thompson escribía a un amigo suyo en Londres: “…Llevé a Montevideo unos 50 Nuevos Testamentos en español y los pocos que me enviaron en portugués.  Algunos los distribuí y los demás los dejé con personas de mi confianza, para que se vendan o se obsequian según sean las circunstancias… Regresé de Montevideo en una corbeta, y al despedirme del capitán le obsequié una de las Biblias en portugués, la cual mucho me agradeció”.


Cuatro años duró aquel esfuerzo educativo, ya que debido a la guerra tuvo que cerrarse y no pocos de sus propulsores se fueron a los campos de batalla.  En nuestra ciudad se conservan cual preciosas reliquias, el libro de actas de la Sociedad Lancasteriana y por lo menos un banco de los que se usaron en aquella escuela y medallas de las que se otorgaban a los alumnos mas aventajados.  El artículo séptimo de aquel reglamento dice así: “El maestro leerá todos los días a toda la escuela en alta voz, un capítulo de la Sagrada Biblia, o de otro libro que contenga máximas morales, para que de este modo se impriman en los corazones  de los niños los deberes de la religión, las buenas costumbres y el amor al prójimo”.

Casi en forma simultánea, con el arribo de Thompson  al Río de la Plata, llegaron a Buenos Aires los doctores Teófilo Parvin y Juan C. Brigham, misioneros de la Iglesia Presbiteriana y representantes también de la Sociedad Bíblica Americana. Parvin y Brigham,  además de distribuir gran cantidad de libros en Montevideo y Buenos Aires visitaron otros países de América del Sur para establecer obra permanente.  Como resultado de esos esfuerzos se nombra al Reverendo Andrés Milne como representante de la Sociedad Bíblica Americana en la región.


Otra ilustre personalidad que tuvo  destacada participación en los inicios de la obra bíblica en el  Uruguay fue Samuel Lafone, rico comerciante inglés que ejercía gran influencia en la vida nacional.  Lafone fue el primer representante de la Sociedad Bíblica de Edimburgo, Escocia, en este país. En 1843 organizó en Montevideo la primera escuela primaria para niños pobres.  Y su principal preocupación fue proveer de Biblias a esos niños.  Esto causó en su época un conflicto que los historiadores recuerdan como “La cuestión de las Biblias”.  A Lafone se le acredita en gran parte la construcción del primer templo protestante en el Uruguay conocido como el Templo Inglés que pertenece a la Iglesia Anglicana.  Montevideo ha honrado la figura de Lafone poniéndole su nombre a una  calle y a una Plaza Pública del Barrio de La Teja cercano a donde el mismo vivió.

En 1864 Milne traslada su lugar de residencia desde Rosario, Argentina a Montevideo.  Organizó el sistema de colportores, obra que desarrolló labores heroicas para dar a conocer las Sagradas Escrituras.  Se dice que Milne  mismo iba de noche a los barrios a ofrecer las Sagradas Escrituras y en uno de esos  barrios conoció a Francisco G. Penzotti, puso en sus manos un ejemplar del Evangelio de Juan y logró su conversión. Significativamente Penzotti sería años más tarde, uno de los más esforzados apóstoles de la causa bíblica.  Milne vivió en Uruguay hasta 1888, fecha de su retiro.  Fue sustituido por el doctor Juan F. Thompson de la Iglesia Metodista y por su hijo espiritual,  Francisco G. Penzotti.


El año 1869 Juan F. Thomson, junto a los esposos Milne, predicaba el evangelio en castellano.  Celebraron la primera reunión en una piecita que los Milne tenían en la calle Convención a media cuadra de 18 de Julio.  La señora de Milne relata esta experiencia en términos de los Hechos de los Apóstoles: “Después de algún tiempo pasado en oración, salieron todos en diversas direcciones, y cada uno de ellos atajaba a los transeúntes y le preguntaban si querían ir a escuchar un sermón evangélico.  Con la cortesía que distingue a la gente castellana, los interpelados contestaban: “¡Como nó!, “Si, señor”,  y entonces eran guiados a la piecita de Milne y se celebraba el culto”.  Así se inició la predicación del evangelio en Montevideo, saliendo a la calle a invitar a los transeúntes. En esta época se inicia formalmente la distribución de Biblias en el Uruguay.   Incluso en la  casa de Lafone, ardiente colaborador de Thompson, se realizaban predicaciones del Evangelio y desde el balcón de su casa se distribuían evangelios a los transeúntes. Milne terminó su labor en Uruguay el 7 de mayo de 1880 y se instala en Buenos Aires hasta 1907.  Francisco Penzotti lo sucede en el cargo y sus servicios se extienden hasta el año 1921.  A éste lo sucede en el cargo su hijo Pablo Penzotti.  Pablo Penzotti nació en el Uruguay y su niñez y su juventud se había desarrollado en el seno de la Iglesia Valdense donde su padre había servido como pastor y evangelista.  Hizo su primer viaje ofreciendo las Escrituras de casa en casa bajo la inspiración de su padre cuando tenía 18 años, saliendo a caballo para una jornada de muchos días. Bajo su dirección en las tres Repúblicas del Plata que estuvieron a su cargo se distribuyeron millares de Biblias y Testamentos.  El día de su muerte, el 6 de noviembre de 1946, la obra evangélica del Río de la Plata se vio conmovida. Dos hechos significativos se producen en 1947: el nombramiento del Dr. Carlos W. Turner como secretario general de la obra bíblica en Argentina, Uruguay y Paraguay. Hombre de visión y gran capacidad de trabajo, el Dr. Turner dio gran impulso a la distribución de las Sagradas Escrituras en los países citados como ya lo había hecho en Brasil.

El otro hecho a destacar es que en aquellos días la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y la Sociedad Bíblica Americana se unieron a fin de atender mejor el trabajo en los diversos países entre ellos los del Río de la Plata. El Dr. Turner dictó cátedra en asuntos relacionados con la distribución y estudio de la Biblia.  Escribió libros sobre esa labor y se rodeó de líderes latinos que hicieron de la Sociedad Bíblica una organización amada y respetada en todas las iglesias.


En 1955 con motivo de la muerte de Turner lo sucede el Dr. Iván H. Nortdhurft, misionero metodista en América del Sur.  El Dr. Nortdhurft consolidó el trabajo de su antecesor y colocó a la agencia a su cargo en el primer lugar en distribución entre los países iberoamericanos.  Le tocó al Dr Nortdhurft organizar las tres Sociedades Bíblicas que hoy operan en el Río de la Plata: la Sociedad Bíblica Argentina, la Sociedad Bíblica Paraguaya y la Sociedad Bíblica del Uruguay.

Posteriormente fue electo como director de la obra bíblica en Uruguay, el pastor metodista Salvador A. Puch, quien realizó una excelente labor en colaboración con las señoritas Ludovica Comba y Siomara Droz, dos ilustres mujeres que dieron vida y entusiasmo a la naciente Sociedad.  En 1960 la Sociedad Bíblica del Uruguay recibiría la ayuda de la Sociedad Bíblica de Noruega.  En dicho caso tomó posesión del cargo como secretario ejecutivo el Dr. Per O. Mydske, hombre de Dios, noruego, luterano de gran corazón.  Mydske sirvió a la causa bíblica con inmenso amor dando especial atención a la obra de responsabilizar a cada creyente y a cada Iglesia en la distribución de las Sagradas Escrituras, especialmente de casa en casa como antes lo hicieran Milne y Penzotti.


En el año 1963, gracias a los esfuerzos de Mydske se compró la Casa de la Biblia, propiedad ubicada en pleno centro de Montevideo. Fue una donación hecha por la Sociedad Bíblica de Noruega.  Mydske se retiró en el año 1965 y regresó con su familia a su país, donde murió poco después.  Un hombre de Dios que en solo cinco años logró realizar una obra extraordinaria que será recordada por siempre.
En enero de 1966 ocupa el lugar vacante el pastor Guillermo Milován, líder reconocido no sólo en el Uruguay sino en toda la América Latina.  Escritor fecundo, gran orador, hombre sobre todo de Biblia.  Bautista de corazón, no obstante sirvió  a todas las iglesias como fiel ministro de Jesucristo y representante de la causa bíblica.  Milován logró llevar las Sagradas Escrituras a todos los niveles de la sociedad uruguaya: Ferias del libro, bibliotecas, radio, televisión, prensa escrita, escuelas, colegios, universidades, hombres de campo. Para todos ellos Milován ha hallado tiempo con el fin de entregarles una Biblia,  y recomendar su lectura.  Famosas también han sido sus entrevistas a destacados intelectuales uruguayos de la talla de Juana de Ibarbourou, Pedro Sabat Ercasty, Ubaldo Genta y muchos más.


Al retirarse en el año 1989 lo sucede en el cargo el pastor José R. Beltrami.  El pastor Beltrami de larga tradición metodista, es uruguayo, egresado de la Facultad de Teología de Buenos Aires con el título de Licenciado en Teología.  Con una vasta experiencia en el pastorado y en administración, tuvo a su cargo Iglesias Metodistas en: Sarandí Grande, Trinidad, Salto, Paysandú  y Montevideo.  Así como también  a pedido de la propia Iglesia Metodista,  ocupó la dirección del Instituto Crandon (Salto).  Realizó estudios de post grado durante dos períodos en la Facultad de Teología Protestante de París.

El pastor José R. Beltrami al frente de un equipo de trabajo llevó adelante una importante labor en favor de la distribución de la Palabra, sirviendo a  las Iglesias de todo el país sin distinción lo cual ha sido ampliamente reconocido. Su preocupación permanente es la de apoyar todo esfuerzo evangelístico y de difusión bíblica  lo que queda demostrado en la presencia de la Sociedad Bíblica auspiciando los ministerios, (taximetristas cristianos, omnibuseros cristianos, etc), las instituciones, los movimientos de oración a nivel nacional (Red de Intercesores), el trabajo con los niños, con los jóvenes,  la obra carcelaria y hospitalaria, la obra radial, etc.  Como hecho significativo, en el año 2002 se entregaron 2000 Biblias en relación  con el Proyecto  para que la Palabra del Señor llegue a manos de las autoridades de gobierno, municipales, judiciales, policiales, de todo el país.
En el año 2003, como anticipo de la celebración de los 200 años de la obra bíblica en el mundo  se realizó un acto académico en el Palacio Legislativo con la palabra del presidente de la Cámara de Diputados el Dr. Jorge Chapper, así como de los ex-presidentes Luis A. Lacalle y Dr. Julio Ma. Sanguinetti.  Así mismo en ese acto se presentó por primera vez el musical “Hazme un Instrumento” que recuerda el inicio de la obra bíblica, en Gales, Inglaterra.

En este mismo año se presentó en el Salón de Festejos de la Intendencia Municipal de Montevideo la presentación de un sello conmemorativo de los 200 años de la obra bíblica.


En el año 2006 se celebraron los 200 años del inicio de la obra Bíblica en el Uruguay con una serie de eventos en Montevideo y en Maldonado donde se entregaron gratuitamente 5000 Nuevos Testamentos en las zonas más carenciadas de la ciudad.

 

Actualmente la Sociedad Bíblica del Uruguay sigue la marcha de su labor desarrollada a través de proyectos tales como: la Traducción de la Biblia a la lengua de señas uruguaya la cual estará disponible para toda la comunidad sorda de nuestro país, Dibujo mi propia Biblia, Nuevos Horizontes, Día del Niño, Obra Carcelaria, Marginados, Drogadictos y  Enfermos de Sida, entre otros.

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